{ revolviendo cosas viejas encentré esta nota que escribí hace casi un año. hace unos días volví a ver a esa persona tan especial y se me ocurrió publicarla. porque todos tenemos o tuvimos una persona como esta }
Irte a dormir y esperar. Despertarte y esperar. Ir a la
facultad y esperar. Comer y esperar. Viajar en colectivo y esperar. Entrenar y esperar. Bañarte y esperar. Pensar y esperar. Llorar y esperar. Reír y esperar. Esperar. Esperar. Esperar.
Porque no es que piense todo el tiempo en eso, pero sé que
está en mi cabeza, y siempre en algún momento del día salta como un
recordatorio. No puedo estar tranquila
cuando algo no tiene explicación. “Es así, porque es así”. NO: algo paso, algo
hice yo, algo hiciste vos, algo te dijeron, algo escuchaste. Las cosas no
cambian de hoy a mañana ni cambiaron de ayer a hoy. Los sentimientos no se
eligen y la gente no deja de querer así porque sí. Porque no sé si está mal, si
está bien, si está solo, si está acompañado. No sé si me extraña, si estudia,
si entrena, si come, si ríe, si llora. Lo único que sé es que acá no está.
Suelo (o solía) ser bastante corta sentimentalmente con el sexo
opuesto pero hoy entendí que siempre hay una primera vez. Porque no es un
“garca”; porque nos gustábamos; porque nos divertíamos; porque habíamos empezado “algo”. Porque es
distinto y es para mí. Por todo esto yo en parte sigo esperando. Y no a él, sino a esa
chica que era yo cuando estaba con él. Y
aunque el resto de mi vida continúe igual de feliz y completa que siempre, rodeada de toda la gente que me quiere, sé que hay alguien que no está. Pero me
quedo (o intento quedarme) tranquila, porque si tiene que estar, va a estar. Y
si tiene que ser, será.
Junio, 2015.
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